Marte, el Ares de Roma, es el planeta y el dios que regenta al signo de Aries. Como ya sabemos, Marte es el dios de la guerra y gobierna las armas, las herramientas, el hierro y la forja en general. A nivel emocional sus más intensas pasiones giran entorno a la rabia y ala ira, emociones que el nativo de este signo deja crecer en su interior e incluso se alimenta de ellas.

Todo cuanto acompaña a Marte tiene un fin concreto y directo. Cuando se trabaja un arma o una herramienta, no se hace otra cosa que pensar en el triunfo que se va a conseguir gracias a dicho utensilio. La cólera y la rabia enfocan toda la atención y energía del individuo en una sola dirección. El dios de la guerra sabe bien que esa es la única manera que él conoce para vencer las dificultades que le presenta la vida.

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Aries no puede siquiera imaginar que haya en la vida algo más allá de la propia personalidad. Se identifica tanto con ella que no es capaz de distinguir entre lo que él mismo aparenta ser, de lo que realmente es.

Es decir, el nativo de este signo pone tanta carne en el asador de cara a su relación con el entorno, que el mundo interior, la capacidad de reflexión y la receptividad llegan incluso a desaparecer para él. Es de esperar pues que Aries presente un tipo de personalidad poco madura, un tanto incompleta, pero sumamente combativa. Su fuerza surge del conflicto y de la lucha.

Simplemente prevaleciendo por encima de alguien, Aries se siente más que satisfecho. Buscar cada vez un adversario de mayor categoría será todo el aliciente que alimente el gran ego de este nativo.